Fórmula 1: Max Verstappen conquista Las Vegas y frena el impulso de Norris

Las Vegas nació en el calendario de Fórmula 1 como un gran espectáculo de luces, casinos y marketing. En 2025, sin embargo, el Gran Premio ha dejado de ser solo “postureo” para convertirse en una carrera clave del campeonato. La victoria de Max Verstappen en el trazado urbano del Strip, superando a Lando Norris, vale mucho más que 25 puntos: es un golpe de autoridad en un momento decisivo de la temporada.

Desde los entrenamientos libres se intuía un duelo directo entre McLaren y Red Bull. Norris llegaba crecido, con una racha sólida de resultados, mientras Verstappen necesitaba una respuesta contundente para no dejar escapar el Mundial. El asfalto frío, las largas rectas y las frenadas fuertes convertían Las Vegas en un escenario delicado, donde era fácil cometer errores y complicado hacer trabajar bien los neumáticos.

En clasificación, Norris volvió a demostrar por qué muchos lo ven como heredero natural en la lucha por los títulos. Se movió con confianza entre los muros, encontró el límite en el segundo sector y se aseguró una posición de privilegio en parrilla. Verstappen, por su parte, optó por una vuelta algo más conservadora, sabiendo que la carrera sería larga y que la gestión de la degradación iba a ser tan importante como la vuelta rápida pura.

La salida fue el primer punto de inflexión. Los semáforos se apagaron y Verstappen arrancó con una precisión milimétrica. Mientras Norris defendía el interior, el neerlandés calculó a la perfección su frenada, aprovechó el más mínimo hueco y se colocó en paralelo a la salida de la primera curva. En un par de metros, la ventaja psicológica cambió de lado: el McLaren pasó de atacar a tener que gestionar la presión.

A partir de ahí, la carrera se convirtió en una clase magistral de ritmo y control. Verstappen empezó a encadenar vueltas rápidas sin castigar en exceso los neumáticos, abriendo un margen inicial que le dio aire para el resto del stint. Norris, obligado a seguir el ritmo si no quería perder la estela, se encontró con la cara menos amable del circuito: tráfico en momentos clave y un tren delantero que empezaba a sufrir en los giros más lentos.

El baile en boxes terminó de definir el pulso entre ambos. Red Bull apostó por alargar unas vueltas más su primera parada, buscando pista libre para explotar el ritmo con aire limpio. McLaren reaccionó antes, intentando el undercut para recuperar la posición. Cuando se cerró la secuencia de paradas, el resultado era claro: Verstappen conservaba el liderato con una ventaja cómoda y, lo más importante, con un juego de neumáticos en mejor estado para la parte final.

En el último tercio de la carrera, Norris lo intentó todo. Ajustes de modo de motor, pequeños cambios en los puntos de frenada, incluso asumir más riesgo cerca de los muros. Pero cada vez que recortaba unas décimas, Verstappen respondía con una vuelta sólida, sin sobresaltos, imponiendo su experiencia en este tipo de escenarios de alta presión. Las Vegas, una vez más, premiaba a quien sabía gestionar tanto la velocidad como la cabeza.

La bandera a cuadros certificó la victoria de Max Verstappen y envió un mensaje nítido al campeonato: el neerlandés no está dispuesto a ceder el trono tan fácilmente. Para Norris, el segundo puesto es un recordatorio de que tiene ritmo, talento y coche, pero también de que los títulos se deciden en detalles como una salida, una elección de estrategia o una vuelta en pista crítica.

Para el aficionado, el Gran Premio de Las Vegas 2025 deja justo lo que se espera de la Fórmula 1 moderna: una mezcla de espectáculo, tensión táctica y lucha real en pista. Y, sobre todo, la sensación de que el duelo Verstappen–Norris puede marcar una era si ambos mantienen este nivel de agresividad, respeto y ambición en cada gran premio que resta.

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