
Cuando se habla de coches con historia y personalidad, el Volkswagen Brasilia ocupa un lugar destacado, especialmente en América Latina. Este modelo, producido entre 1973 y 1982, fue diseñado y fabricado por Volkswagen do Brasil como una solución práctica, económica y funcional para el mercado brasileño, aunque su fama cruzó fronteras y se consolidó también en países como México, Paraguay, Perú, Colombia y otros. Pero ¿qué hace tan especial al Volkswagen Brasilia? Aquí repasamos algunas de las curiosidades más llamativas de este compacto con alma de escarabajo.
Un coche brasileño… ¡con genes alemanes!
Aunque el Brasilia fue completamente desarrollado en Brasil, su base mecánica proviene del legendario Volkswagen Escarabajo (Beetle). Montaba el mismo motor bóxer refrigerado por aire y el esquema de tracción trasera. Esta decisión no fue casual: el Escarabajo era robusto, fiable y fácil de mantener, lo que lo hacía ideal para las condiciones de América Latina. Así, el Brasilia heredó esa mecánica simple y resistente, combinándola con un diseño más moderno y adaptado a las necesidades urbanas.
Diseño local para el pueblo
El diseño del Brasilia fue obra del equipo liderado por Márcio Piancastelli, uno de los diseñadores más influyentes de la industria automotriz brasileña. A diferencia del Escarabajo, el Brasilia ofrecía una carrocería tipo hatchback con mejor visibilidad, espacio interior optimizado y un maletero más accesible. Su estilo cuadrado y funcional lo convirtió en un coche muy práctico, ideal para las familias y para usos laborales.
Nació para sustituir al Escarabajo, pero convivieron
Una curiosidad interesante es que el Brasilia fue pensado como el relevo natural del Escarabajo en Brasil, pero este último siguió teniendo tanta demanda que ambos modelos convivieron durante casi una década. Finalmente, el Brasilia no lo reemplazó, sino que lo complementó, ocupando un segmento ligeramente más moderno.
Versátil y adaptado: desde taxi hasta coche de policía
El Brasilia fue utilizado en múltiples funciones públicas y privadas. Su bajo consumo, mantenimiento económico y estructura sencilla lo hacían perfecto como taxi, coche de reparto e incluso patrulla policial. En ciudades como São Paulo, Asunción o Ciudad de México fue un auténtico habitual en las calles.
Exportaciones y éxito en la región
Una parte importante de la producción se exportó a otros países latinoamericanos. México, Paraguay y otros mercados sudamericanos recibieron con entusiasmo al Brasilia. En estos países se ganó un lugar privilegiado como coche familiar, utilitario e incluso institucional. Muchos recuerdan al Brasilia como su primer coche o como un símbolo de los años 70 y 80.
Un legado que sigue rodando
Aunque dejó de fabricarse en 1982, el Brasilia ha ganado estatus de coche clásico, especialmente entre coleccionistas de Volkswagen en Brasil, México y Paraguay. Su diseño sencillo, su fiabilidad mecánica y su vínculo emocional con varias generaciones lo han convertido en objeto de restauración, modificación y homenaje. No es raro verlo hoy en eventos de coches clásicos o convertido en versión "rat style" o “restomod”.
El Volkswagen Brasilia es mucho más que un coche económico de los años 70. Es un símbolo de la creatividad automotriz brasileña, un producto adaptado al entorno y un ejemplo de cómo una marca puede conectar con las necesidades reales del pueblo. A medio camino entre el Escarabajo y el Golf, el Brasilia supo escribir su propia historia en el corazón de millones de conductores.