¿Cómo conducir mejor? Consejos y trucos para mejorar la técnica

Pocos conductores dudan de su capacidad de conducción. Sin embargo, no siempre conducimos tan bien como creemos. Unas veces por falta de atención, otras por descuido y otras por desconocimiento, olvidamos hábitos básicos que nos ayudan a conducir mejor, con la seguridad añadida que ello conlleva.

Conducir bien es más fácil de lo que parece, sólo hay que poner en práctica algunas técnicas. Al principio pueden requerir una atención especial para ejecutarlas, pero en poco tiempo se convertirán en automáticas y servirán para reforzar las habilidades de conducción. Y deberías empezar a practicarlos incluso antes de ponerte al volante...

1. Sentarse correctamente

No conducimos un coche de Fórmula 1, ni nos sentamos en el sofá de casa. Muchos problemas de conducción comienzan con una posición de conducción incorrecta, con el asiento demasiado cerca o demasiado lejos de los pedales y el respaldo mal colocado en relación con el volante. Hay que encontrar la distancia exacta que permita pisar los pedales doblando ligeramente la rodilla y no tener que mover la cadera para alcanzarlos porque están lejos; en cuanto al respaldo, la distancia aproximada la marca la muñeca de una mano, que debe estar colocada de forma natural sobre la parte superior del aro del volante (que también debe estar en una posición cómoda). La altura del asiento, si puede ajustarse en función de este parámetro, debe ser lo más baja posible sin perjudicar la visibilidad, ya que una menor distribución del peso siempre favorece el comportamiento dinámico de los vehículos.

2. Se prohíbe cruzar los brazos

Seguimos con los temas de higiene postural. Sentados correctamente, debemos ser capaces de manejar un elemento clave de la conducción, que es el volante. Colocar las manos en los famosos diez minutos para las diez en la esfera del reloj (o diez para las dos) es esencial para poder hacer giros desde esta posición sin cruzar las manos sobre el anillo o moverlas juntas en ambas direcciones. En cualquiera de los dos casos, aunque la situación parece controlada, existe una clara falta de movilidad que dificulta la respuesta ante un imprevisto. Es el volante el que se mueve entre las manos, no al revés.

3. Mira lo más lejos posible hacia adelante

Nos lo enseñaron cuando aprendimos a montar en bicicleta, pero a menudo lo olvidamos cuando vamos mucho más rápido en un coche. Al conducir, es importante mirar hacia adelante en lugar de fijar la mirada en lo que está justo delante del capó, ya que esta falta de perspectiva hace que sea mucho más difícil enfrentarse a lo que nos espera en la carretera. Es un poco como escudriñar constantemente la ruta, trazar mentalmente la línea que el coche debe seguir de forma eficiente pero también segura.

4. La ley de la anticipación

Es en la búsqueda de perspectiva mientras se conduce donde surge otro hábito clave para cualquier buen conductor: la anticipación. Saber interpretar lo que se avecina, ya sea el trazado de la carretera, el estado del tráfico, la maniobra de otro vehículo o la aparición de un peatón, es la mejor garantía para tener preparada la respuesta adecuada en caso de accidente. Para ello, es fundamental mantener la atención y la concentración en la tarea de conducir: sólo así se puede anticipar, por ejemplo, que la moto que nos precede está reduciendo la velocidad para girar sin hacer parpadear su intermitente, o que un coche aparcado va a abrir una puerta a nuestro paso.

5. Las curvas no son el enemigo

Las carreteras rectas son buenas para todos nosotros. Los problemas suelen surgir cuando la carretera toma curvas, algunas de las cuales son imprevisibles e incluso traicioneras. Para afrontarlas, hay que verlas como un aliado, no como un enemigo; como ya sabemos que hay que mirar de lejos y anticiparse, la clave está en llegar al punto de máximo giro con el coche totalmente controlado para evitar cualquier maniobra en ese momento crítico. Esto significa frenar a la distancia adecuada, iniciar el giro a la velocidad correcta, buscar la línea más abierta posible dentro del carril, evitar movimientos innecesarios de la dirección una vez iniciado el giro y volver a acelerar sólo cuando la salida del giro demuestre que se ha recuperado el equilibrio de masas. Parece difícil, pero probablemente sea más difícil decirlo que hacerlo. ¡Venga, a practicar!

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1 Comentarios

ho
hornapin
Hace 1 año
Buen artículo, muy instructivo
0
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