Los peores extras vistos nunca en un coche

A la hora de comprar un coche nuevo surgen muchas dudas. El presupuesto es ajustado y, además de elegir marca, modelo, tipo de pintura y configuración de motor también hay que añadir el dilema de los extras. ¿Cuál equipar y cuál no?

Desde todomecanica.com traemos una lista de los peores extras nunca ofrecidos por un concesionario para que sepas que es lo que nunca debes añadir a tu nuevo coche.

Máquina de café

Está muy bien tomar un café para ir al trabajo despejado de parte mañana o para combatir el cansancio en un largo viaje, pero equipar al auto con una máquina de café nos parece pasarse un poco.

No obstante, los convenios publicitarios son los convenios publicitarios y hay que cumplir con ellos. Por eso, el Fiat 500 llegó a ofrecer en su momento una cafetera marca Lavazza situada entre los asientos delanteros. Un extra para pensarse dos veces si tenemos en cuenta el estado de la tapicería.

Nevera Multipla

Aunque el Fiat Multipla ya no se fabrica, todavía podemos encontrar algunos en el mercado de segunda mano. A la hora de configurar este singular monovolumen teníamos la oportunidad de cambiar el asiento central por una funcional nevera. ¿Quién quiere llevar a toda la familia en su auto pudiendo tener refrescos bien fríos a mano?

Sistema de sonido

Todos estamos de acuerdo en el hecho de que es importante contar con un equipo de sonido de calidad en el automóvil. En él pasamos bastantes horas y siempre viene bien escuchar música, la radio o algún podcast. Pero de ahí a pagar 10.000 euros por un equipo hay un trecho.

Este es el precio que pide Audi por el equipo de sonido Bang&Olufsen compuesto por 23 altavoces. Pero además, esta marca cuenta con el paquete Audi Desing por un precio de 12.000 euros y, si quieres elevar un poco más el nivel, puedes añadir al auto el conjunto de discos de freno cerámicos por otros 11.000. En total, 33.000 euros en extras, ahora hay que sumar lo que cuesta el coche.

Aumentar la capacidad a la batería

Uno de los extras más sorprendentes, sin duda, era el que Tesla equipó en la versión de acceso del descatalogado Tesla Model S. El auto se vendía como si tuviera una batería de 60 kWh de capacidad, pero en realidad le habían montado en fábrica una de 75 kWh.

Para poder utilizar los 15 kWh había que pagar en cualquier momento un “extra” de 8.500 dólares. En el momento de abonarlos, desde la empresa desactivaban el limitador de capacidad de forma telemática y la autonomía del auto aumentaba el 19% restante.

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