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Aquaplanning: cómo evitarlo y cómo actuar si se produce

El mes que llevamos de otoño bien podría ser un alargamiento del verano o también, como muchos otros lo llaman, “veroño”, por lo que hasta la fecha (casi) nadie habrá puesto a punto los neumáticos para las lluvias de esta estación. Eso sí: los meteorólogos afirman que en los próximos días habrá un descenso de las temperaturas y la lluvia se dejará ver bastante. 

Contar con unos neumáticos en buen estado y saber cómo manejarnos al volante cuando comienzan a caer los primeros chaparrones es fundamental para nuestra seguridad en esta época del año. ¿Cómo evitar que se produzca el aquaplanning? Y, sobre todo, ¿cómo hay que actuar si se produce? Si no quieres llevarte un susto en la carretera, lee atentamente.

Cómo evitar el aquaplanning

El aquaplanning se produce por la incapacidad del neumático para evacuar el agua a un ritmo suficiente para que pueda garantizar el máximo contacto posible de la banda de rodadura con la calzada. Para evitarlo, las ruedas llevan una serie de surcos conocidos como “dibujo” y que determinan su adecuado uso. Si el dibujo no puede evacuar la cantidad de agua acumulada, el neumático pierde el contacto con el pavimento, se desliza sobre el agua y hasta se puede llegar a perder el control del auto. 

La ley establece que hay que cambiar los neumáticos cuando dichos surcos tengan 1’6 milímetros de profundidad. No los expongas demasiado: si llegan a estar por debajo de tres milímetros, la capacidad para expulsar el agua se reduce al cincuenta por cien. Esto es fatal para la conducción, ya que el agarre de los neumáticos disminuye mucho y costará más frenar el auto. Un peligro para la conducción.

Lo mejor contra el aquaplanning es evitar la conducción en días especialmente lluviosos y zonas muy encharcadas. Pero si no puedes evitarlo de ninguna manera y quieres manejar con tranquilidad y sin sustos modera la velocidad ya que, a mayor velocidad, el tiempo que tendrán los neumáticos para evacuar el agua será menor. 

No olvides prestar atención al estado de la banda de tus neumáticos y a la presión para comprobar que se encuentran en perfecto estado para conducir bajo la lluvia. Asimismo, debes revisarlos cada cierto tiempo y comprobar las marcas y testigos que advierten de su desgaste para saber si conviene cambiarlos o no. En caso de que haya que hacerlo, has de fijarte en las marcas que se indican en el neumático específicamente para el agua: una gota de lluvia en el perfil de la goma. 

¿Cómo actuar si se produce el aquaplanning?

Ante una situación de peligro, lo primero y fundamental es mantener la calma. Mientras vayas conduciendo por encima del tramo de vía inundado, deja de acelerar y tampoco pises el pedal del freno a no ser que sea preciso para evitar un accidente, en cuyo caso puedes pisar los frenos con suavidad (nunca en seco, pues piensa que no responden igual y las ruedas se pueden bloquear al terminar de pasar por la zona anegada). 

Tanto si vas conduciendo por una recta o por una curva cuando se produzca el aquaplanning, levanta el pie del acelerador y no hagas ningún movimiento brusco con el volante. En curvas, además, se debe mantener quieto el volante hasta recuperar el control del vehículo. En caso de girar el volante bruscamente, cuando el vehículo recupere su estabilidad normal, podría encontrarse con las ruedas giradas. También se recomienda pasar por el tramo anegado pisando el pedal del embrague a una velocidad moderada para que las ruedas liberen la potencia del motor. 

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